Aquellos locos que, marginados, estaban condenados de por vida a vagar en un barco sin rumbo fijo en la mayoría de los casos o bien con destino a Narragonia, llamada también: la tierra de los tontos.
En una de esas embarcaciones destacaba un novicio goliardo (clérigo o estudiante de vida irregular) recitando versos de poesía goliardesca, tan cultivada en
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