Durante la Edad Media existía la creencia de que una piedra incrustada en el cráneo era la causante de la enajenación y la demencia de las personas, de los delirios, la chaladura, la chifladura, la estulticia humana. Muchos individuos de dudosa reputación se ofrecían como maestros que curaban semejante enfermedad realizando una profunda incisión sobre la frente del crédulo paciente, simulando extraer "la piedra de la locura".
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